Antes de nada tenemos que decir que cada persona lleva "un monje" dentro de sí, porque estamos hechos para Dios y la vida monástica responde a esta necesidad de vivir intensamente para Dios, sea individualmente o junto a otros hermanos/as en comunidad.
Todos estamos llamados por Dios para hacer florecer una vocación particular.
La del monje/a es seguir a Cristo en la soledad y la oración continua.
Las monjas trapenses tenemos conciencia de que el Espíritu de Cristo nos llama a la vida sencilla, escondida, laboriosa, orante, servicial y acogedora en una comunidad monástica particular. Se continúa en ella los muchos años en que Cristo vivió oculto en su familia de Nazareth.
Para empezar a conocer mejor esta vida te ofrecemos nuestra hospedería donde puedes pasar unos días. Si te interesa, también puedes hacer una experiencia viviendo con la Comunidad para hacerte más explícito el contenido del que todas nosotras participamos. Pensamos que así podrías conocer mejor los valores monásticos.