COMUNIDAD

Seguimos a Jesús, por el camino del Evangelio, haciendo juntas un camino de conversión, de unidad y de fe, en la Escuela de Caridad que es el Monasterio. Así, bajo la acción transformadora del Espíritu Santo, el corazón se va purificando en una experiencia cada vez más profunda de Dios.


Como monjas nos consagramos íntegramente a Dios, en la búsqueda constante de su voluntad y de su rostro en la oración.

Dedicamos varias horas del día al trabajo, sobre todo manual, por medio del cual, procuramos nuestro sustento, en solidaridad con todos los hombres.

Compartimos cada día la mesa en común.

La soledad y el silencio crean un ambiente de oración que favorece la presencia de Dios a lo largo de todo el día.

La lectura personal y meditada de la Palabra de Dios,  la lectio divina, es parte esencial de nuestro carisma.

Seguimos el camino de la humildad y de la obediencia, aprendiendo a amar a través del descubrimiento de la misericordia de Dios en nuestras vidas.


La Eucaristía es el corazón y el centro de nuestra jornada monástica. La Santa Misa se celebra diariamente en la comunidad.






La vida de comunidad se alimenta también de momentos de diálogo y encuentros fraternos.